viernes, 12 de diciembre de 2008

Un equipaje repleto de lazos

Son las tres de la tarde y dentro de una hora aquí en el corazón de Europa será ya de noche. La Navidad se palpa en el ambiente y los habitantes de Brno se han echado a la calle para comprar. Es increíble con qué rapidez el consumismo ha entrado en sus vidas después de tantos años de régimen comunista. La música y las luces animan a salir a la calle. La ciudad se ha convertido en un ir y venir de gente aglomerada en las tiendas. Aquí no temen al frío. Un buen vaso de medovína (vino caliente con miel) y una sonrisa son obligatorias en estos días.
Es Navidad, y mientras tanto yo estoy en mi habitación de Vinárska tratando de hacer la maleta. No tengo opción, mañana regreso a España y mi equipaje no está listo. Yo tampoco estoy lista.
Parece mentira que hayan pasado ya tres meses y medio. Pensé que serían eternos, pero todo pasa, es más, todo pasa demasiado rápido.
No me ha dado tiempo a asimilar que estoy aquí, y sin embargo, siento la República Checa como mi casa, como mi vida, y a Vinárska como mi gran familia.
Es extraño, cuando llegué a Brno no sabía nada sobre este lugar, ni sobre su gente, ni sobre su idioma, ni sobre su gastronomía, ni sobre sus costumbres... no sabía nada.
Pero ahora siento Brno muy mío y Vinárska más aún.
Es increíblemente precioso el sentimiento con el que aprecio a toda la gente con la que he compartido este tiempo. Nadie puede imaginar los lazos de unión que surgen con personas que viven en tu misma situación. Cuando estás solo aprendes a querer más, y los lazos se convierten en nudos.
Es obvio que en España está la gente que me quiere, la gente a la que siempre he querido, mi gente y mi vida, y no ha pasado un solo día desde que estoy aquí que no les recuerde. Y los añoro, pero sé que están ahí, que son incondicionales... y porque nunca me fallan mañana estaré allí, con ellos.
Este año no he comprado regalos para nadie, porque el regalo este año quiero ser yo, y quiero compartir con ellos todas las experiencias que no han podido compartir conmigo durante este tiempo, porque quiero que la Navidad este año no sea la del Corte Inglés, quiero que este año la Navidad sea mía y de mi familia.
Y quiero contarles que aquí en el corazón de Europa dejo lazos bien atados con gente que ya es también mi gente. Y cuando llegue enero y vuelva a dejar atrás España volveré a la que hoy es mi casa para seguir disfrutando de los sueños de mi gran familia checa. Porque sus sueños también son los míos.
Ya está anocheciendo, mi maleta sigue vacía y en 25 horas estaré aterrizando en Barajas, pero estoy tranquila, porque mi corazón vuelve a España repleto de lazos que se anudarán más fuerte a mi regreso el mes que viene.

Na zdraví por los sueños de mi gente.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Una herida abierta

Como cada día desde que estoy en Brno (República Checa) lo primero que hago al despertarme es ponerme en contacto con España a través de Internet. Hace dos días me levantaba con este titular: "ETA asesina a tiros a un empresario vasco". De esta forma, y con la misma frialdad del que dispara el gatillo, los periódicos se hacían eco de la noticia.
Los españoles estamos demasiado acostumbrados a ETA, pero en la distancia parece que duele más la sangre. A 2400 kilómetros el dolor se torna más intenso, porque hay una herida que daña tus raices, y cuando esto ocurre, créeme, te tambaleas...
Hace dos días mi país volvió a sangrar. Y duele, sobre todo, cuando estás en contacto directo con gente de todos los rincones del mundo que, cuando preguntan acerca de mi lugar de nacimiento ocurre lo siguiente: "Nací en Bilbao, en el norte de España, ¿lo conoces?"; todas las respuestas que recibo son las mismas: "Ah, sí, por supuesto, ETA". Al principio sentía rabia, rabia porque estos malnacidos, que no tienen un objetivo más que el de matar, han conseguido uno mayor: ser conocidos hasta en las antípodas.
Hoy, aunque no me resigno, siento pena. Y más, cuando recién me he levantado leo un titular que me recuerda que donde yo nací aún quedan lastres humanos que se dedican a exterminar a su propio pueblo, es más, me atrevería a decir, como dicen ellos, a su propia raza...
Pero a pesar de la herida de mi tierra, y de los desgraciados que la dañan sin razón, me siento satisfecha cuando pienso que aún queda gente que jamás mataría por su tierra, pero sin embargo, daría la vida por ella.

Hoy na zdraví va por todos ellos.

martes, 2 de diciembre de 2008

¿Por qué Na zdraví?

Dicen en mi tierra que los comienzos nunca fueron fáciles, entonces, ¿por qué habría de ser sencillo empezar a escribir? No es verdad que por ser futura periodista lo tenga más fácil, no es verdad... cuando escribo artículos soy, como dice un gran maestro, "una mosca sobre la pared", pero si se trata de escribir sobre mis vivencias, mis experiencias y mi persona, soy, simplemente, la mosca atrapada en la tela de araña, la mosca que no se puede empapar de la noticia, que no se puede separar de ella... porque la noticia ahora soy yo. Y será por eso por lo que he elegido esta profesión, porque de verdad quiero contar al mundo cómo es el mundo... pero sobre la pared. Y sin embargo, qué curioso, ahora me siento atrapada en una tela de araña que no permite moverme, y estoy aquí, sentada ante una página en blanco hablando de mí.
Pero al fin y al cabo, supongo que no es extraño, simplemente es la vida, que cada día te regala una página por escribir.
Yo quiero creer que la página de hoy sólo sea el comienzo de otro día, porque hoy hace justo tres meses que me fui de mi casa para empezar una nueva etapa, una nueva vida de Erasmus a 2400 kilómetros de distancia...
Y ahora me teneis aquí, en el corazón de Europa escribiendo unas letras que no sé muy bien a quien van dirigidas, pero sin embargo, hay algo que puedo decir con certeza, y es que estas primeras impresiones están dedicadas a todos aquellos que han hecho posible que mis comienzos aquí en Brno no sean tan difíciles, a los que no pueden entender lo que estoy escribiendo, como mi gran amiga Ceren, o a mis andaluces y mi castellonense, pero, en concreto, quiero dedicárselo a Fran y a Dani, porque sin ellos todo esto no sería posible.

¡Na zdraví por vosotros!